Addthis Minisite

Torrijos y Uriarte, José María (1791 - 1831)

Héroe de la España liberal.

Jose Maria Torrijos

En el año 1831, el general José María Torrijos y Uriarte, ( Madrid 20 de marzo de 1791 - Málaga 12 de diciembre de 1831) distinguido militar en la Guerra de la Independencia y en el Trienio Liberal, representaba la última esperanza para la España liberal que, perseguida y en desventaja, se enfrentaba contra el poder absolutista del monarca Fernando VII, que había abolido las libertades y derechos que emanaban de la Constitución de 1812.

Tras el restablecimiento del absolutismo en 1823, conseguido gracias a la intervención del ejército enviado por la Santa Alianza, denominado Los Cien mil hijos de San Luís, Torrijos emigró a Londres acompañado por su esposa Luisa Carlota Sáenz de Viniegra.

A los liberales en el exilio no les quedó más remedio que abandonar la lucha o arriesgar sus vidas en la insurrección. Esta última opción fue elegida por un amplio sector de los emigrados, comenzando los desembarcos en 1824 (Tarifa y Almería). Ambos fracasaron, deduciendo los liberales que hacía falta actuar con más medios logísticos y financieros, y sobre todo, que al frente del pronunciamiento debería estar un hombre con las cualidades suficientes para llevarlo a cabo. Fue en 1827, cuando la figura de Torrijos emergió con fuerza, pues era buen dirigente, hombre de estado, y un valiente militar capaz de poner en peligro su vida en aquella arriesgada empresa, con el fin de restablecer el sistema constitucional en nuestro país. De esta forma, Torrijos y Manuel Flores Calderón, que había sido presidente de las Cortes en 1823, se hicieron cargo de la Junta de Londres, consiguiendo el apoyo necesario para la expedición, gracias a una fortuna heredada por el joven británico Robert Boyd, que la puso a disposición de los liberales. Los hechos sucedidos en París en el verano de 1830, precipitaron los acontecimientos. Creyendo que la situación en Europa se había vuelto favorable para sus planes, desembarcaron clandestinamente en bahía Rosia (Gibraltar), el 9 de septiembre de aquel mismo año, Torrijos, Flores Calderón y el coronel Epifanio Mancha.

Rápidamente, con otros exiliados en la Roca, Torrijos y Flores Calderón se pusieron al frente de lo que se conoció como la Junta de Gibraltar, enviando correos a diferentes puntos del litoral andaluz para pulsar la situación en cuanto a los apoyos que se recibirían cuando se llevara a cabo el pronunciamiento constitucionalista.

El empezar 1831, se sucedieron diferentes intentos: ataque a la Línea de la Concepción, a cargo del propio Torrijos; pronunciamiento de Salvador Manzanares en Los Barrios; levantamientos en Cádiz y San Fernando, episodio de Vejer, etc. Todos ellos terminaron fracasando. Sin embargo, aquello convenció al gobierno absolutista de Fernando VII, que Torrijos era “el enemigo principal del trono”, y por tanto, había que acabar con él de la forma que fuera. Para ello, se urdió una trama a nivel de estado con el fin de atraerlo a las playas de Málaga, capturarlo vivo y ejecutarlo. Un plan, que teniendo como ideólogo al ministro Colomarde, encontró su brazo ejecutor en Vicente González Moreno, nombrado para ello gobernador militar de Málaga, a principio de 1831. El llamado “Plan Viriato”, sedujo a Torrijos y sus compañeros a Málaga, y tras desembarcar en la playa de El Charcón (litoral de Mijas), el 2 de diciembre de 1831, fueron capturados el día 5 en la Alquería de Mollina (Alhaurín de la Torre). Sin juicio alguno, Torrijos y sus cuarenta y ocho liberales fueron fusilados en la playa de San Andrés (Málaga), en la mañana del 11 de diciembre de aquel año trágico.

Con la excepción de Robert Boyd, los cuerpos de los liberales fueron trasladados al Cementerio de San Miguel y enterrados en varias zanjas, a diecisiete metros distantes de la puerta trasera del patio primigenio del campo santo. Sólo los de Torrijos y Juan López-Pinto fueron puestos en nichos, situados estos en el primer muro del cementerio, con los números 307 y 311, respectivamente. La gestión por parte de Torrijos, la realizó su hermana Carmen Teresa que, en esos momentos, vivía en Málaga; y en cuanto a López-Pinto, lo hizo su compañero del Arma de Artillería, el teniente coronel, José María Reina. Los restos de todos los liberales fueron trasladados definitivamente a la Plaza de la Merced, el 11 de diciembre de 1842, donde todavía reposan.

Esteban Alcántara Alcaide. Licenciado en Historia por la UMA.